lunes, 21 de febrero de 2011

retal

"Y el Tiempo?
Todo recomienza, no hay un absoluto. Después hay que volver a comer o a descomer,
todo vuelve a entrar en crisis. El deseo cada tantas horas,
nunca demasiado diferente y cada vez otra cosa:
una trampa del tiempo para crear las ilusiones.
"Un amor como el fuego,
arder eternamente en la contemplación del Todo.
Pero en seguida se cae en un lenguaje desaforado."

domingo, 20 de febrero de 2011

fragmento final

y se durmió
y una vez dormida soñó
que era agua
y anidaba en unos ojos
del color de la psilocibina
y se perdió
al final de aquel otro cuento
los pies hundidos para siempre
en la tierra mojada
y no volvió

reflexión nº 37

lo que siempre es lo mismo
un día se termina
y nunca más es lo que era

jueves, 10 de febrero de 2011

tal era su tristeza

en aquellos momentos
y sentía Don Gato
que el humo de su pipa era el único que podía
con su caricia
apaciguarle el alma
.

viernes, 4 de febrero de 2011

fragmento 1

Alicia suspiró, aburrida.
-Creo que podían emplear mejor el tiempo-dijo-, y no perderlo en acertijos sin solución.
-Si conocieras al Tiempo como yo-dijo el Sombrerero-, no hablarías de emplearlo o perderlo. Él es muy suyo.
-No entiendo lo que quiere decir- dijo Alicia.
-Por supuesto que no!- dijo el Sombrerero, sacudiendo altivamente la cabeza-. Me atrevería a decir que ni siquiera le has dirigido la palabra!
-Tal vez no- repuso con prudencia Alicia-, pero en las clases de música me enseñaban a marcar el tiempo.
-Ah! Eso lo explica todo!- dijo el Sombrerero-. El Tiempo no soporta que lo marquen ni que lo clasifiquen. En cambio, si estuvieras con él en buenos tratos, haría casi todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, imagínate que fueran las ocho de la mañana, justo antes de empezar la clase: bastaría una simple insinuación tuya, y el reloj giraría en un santiamén! La una y media, hora de comer!

fragmento 2

-Ojalá pudiera estar yo tan contenta!- dijo la Reina-. Pero nunca me acuerdo de aplicar la regla. Tú has de ser muy feliz aquí, viviendo en el bosque y estando contenta siempre que te dé la gana!

-Pero aquí una está muy sola!- dijo, con voz melancólica Alicia; y al pensar en su soledad, dos grandes lágrimas rodaron por sus mejillas.

-Oh! No te pongas así!- exclamó la Reina, retorciéndose las manos con desesperación.- Piensa que eres una niña muy grande. Piensa que hoy has hecho un camino muy largo. Piensa en la hora que es. Piensa en cualquier cosa, pero no llores!

Al oir esto, Alicia, en medio de sus lágrimas, no pudo evitar la risa.

-Puede usted dejar de llorar si piensa en otras cosas?

-Esa es precisamente la manera correcta- dijo muy decidida la Reina-. Tú sabes que nadie puede hacer dos cosas a la vez... Para empezar, veamos tu edad... cuántos años tienes?

-Siete años y medio, para ser exacta.

-No es preciso que lo digas, te creo. Y ahora te voy a decir algo que te dejará exhausta de veras: tengo ciento un años, cinco meses y un día.

-No puedo creerlo!- exclamó Alicia.

Que no?-dijo la Reina con tono de conmiseración-. Prueba otra vez: respira hondo y cierra los ojos.

Alicia se echó a reir.

-No vale la pena que lo pruebe-dijo-: no hay quien crea lo que es imposible.

-A mi juicio es que te falta el hábito- dijo la Reina-. Cuando yo tenía tu edad, lo practicaba siempre media hora diaria. A veces, llegué incluso a creer en seis cosas imposibles antes del desayuno. De nuevo se me va el mantón!